El (otro) oro líquido que se hace en Málaga

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Cervezas San Miguel aterrizó en la capital de la Costa del Sol en 1966. Desde entonces no ha parado de crecer en producción e instalaciones, que se han ido modernizando con los sucesivos avances tecnológicos y normativos. La fábrica, ubicada en una parcela de 60.000 m2, alberga hasta una estación depuradora. ¿Pero qué más hay allí? Su director, Manuel Heredia, lo explica a Vida Económica en esta visita.

Las inmediaciones del aeropuerto de Málaga son una experiencia olfativa. No por las horas fuera de casa de los 20 millones de pasajeros que recibe al año. Sino por la fábrica que abrazan sus dos pistas de despegue y aterrizaje. “La posición es tremendamente estratégica para la marca”, afirma el director de esta sede. Es Manuel Heredia. Este gaditano con nombre de malagueño pilota la fábrica de cervezas San Miguel en Málaga. Los aterrizajes -“desde aquí podemos ver hasta los pasajeros sentados”- finalizan un viaje a 1.000 kilómetros a la hora. Esta industria cervecera embotella a la orden de 50.000 vidrios cada 60 minutos. La verdad que van como un tiro.

Cervezas San Miguel

En la fábrica, de los tiros se encarga la llenadora. Una máquina con aspecto cilíndrico que alberga un carrusel de 120 grifos. Y salen las cuentas: 15 botellines completos por segundo. Una de las innumerables obras de ingeniería de una planta de 1.000 m2 con seis líneas de envasado. “Hoy ha tocado Alhambra Reserva 1925”, comenta Heredia desde una pasarela en altura con vista periférica de la planta. Lo que señala es una de las cintas por las que sucesivamente viajan miles de vidrios. En concreto, los de hoy son retornables. “La propia construcción de la botella es especial porque tiene varios usos y para su etiquetado necesitamos un posicionamiento concreto que ejecuta una máquina óptica”, explica.

La modernización de la maquinaria es uno de los 55 proyectos de inversión que en la actualidad se están ejecutando en la fábrica de Málaga. “Con esta renovación conseguimos mayor eficiencia productiva, flexibilidad y menos consumo de recursos”, argumenta Heredia. También capacidad para fabricar, envasar, etiquetar, empaquetar y enviar las más de 100 referencias de productos del porfolio de San Miguel. La mayoría se destina al consumo nacional, mientras que la fabricación retornable, por su propia logística, se distribuye en las áreas más cercanas.

Los cientos de botellines que regresan a la fábrica se dirigen directamente a la ducha. Una lavadora de más de siete metros de largo y tres de alto que exige a los vidrios de capacidad atlética. Piruetas hacia todos los ejes que consiguen dejar impolutas las botellas a base de sosa cáustica y agua a presión. ¿Y las defectuosas? Un examen óptico entrenado a partir del patrón de referencia desecha aquellas que suspenden. “La tecnología de inspección visual ha evolucionado enormemente, antes lo hacía una persona y estoy seguro que a los diez minutos…”, bromea el director de la fábrica, que aterrizó en Málaga hace dos años procedente de otra ubicada en Lérida y de semejantes características.

Cervezas San Miguel

Una industria de la que bebe mucha gente

La facturación de cervezas San Miguel en Málaga ronda los 19 millones de euros. Una cifra que la firma duplica en su volumen de negocio andaluz. De hecho, en la región llega a emplear a medio millar de personas. “En proceso de transformación, fabricación de vídrio, el transporte, los almaceneros… y la hostelería en sí misma interviene mucha gente”. Incluida la siembra, recogida y comercialización del cereal. En este caso, más del 95% de la malta usada es de origen nacional y, en concreto, sevillano. En Andalucía, cuentan con otras tres fábricas: dos de cerveza en Córdoba y Granada, y otra de embotellado de agua Solán de Cabras en Jaén. “Andalucía es muy importante para nosotros”, recalca Heredia.

A la llenadora, etiquetadora, inspeccionadora y lavadora se le suman en el proceso otras cuentas. La cerradora recibe miles de chapas de corona a través de una tubería, mientras que la pasteurizadora trata de forma térmica la cerveza para optimizar su equilibrio. “Hay 25 millones de euros depositados en estas máquinas y tuberías y desde el punto de vista industrial es apasionante porque están todas las ramas del saber”, explica Heredia. Todo, con dos operarios supervisando físicamente toda la planta.

Cervezas San Miguel

Ingenieros y maestros cerveceros

La fábrica de San Miguel en Málaga contiene kilómetros de tubería y cableado eléctrico, y numerosas pantallas en las que los botones son ya casi inexistentes. “Cada vez se parece más a un Tesla”, bromea Manuel Heredia, director de la fábrica de San Miguel, que emplea en Málaga a 220 empleados entre plantilla propia y servicios contratados. “Tenemos perfiles muy diversos de casi todas las ramas técnicas: muchos ingenieros, químicos o hasta biólogos”, enumera e insiste en que la cualificación de los trabajadores de la planta es muy alta. Deben controlar un carrusel de parámetros y alertas que se disponen en pantallas gigantes. Como las ubicadas en la planta de fabricación. Allí, al más puro estilo Dirección General de Tráfico, se observa en pantallas gigantes cómo y qué está fabricando en directo cada tolva. Datos no sólo para la solvencia de urgencias, sino para el banco estadístico. Es el caso de la máquina de inspección de botellas, que reporta una estadística de conteo y motivo de los vídrios desechados.

Cervezas San Miguel

 

«Somos una compañía y sector totalmente estacional, pero eso está cambiando: antes había un pico marcadísimo en verano, pero ahora en Málaga el pico es el año entero»

– ¿Habrá un informático de guardia, no?

– (Ríe). Varios. La mitad de todo esto es hierro y la otra mitad es información. Es tan importante la comunicación software como la parte física.

La información sobre qué cerveza fabricar y embotellar de las más de 100 referencias de las tres marcas principales (Mahou, San Miguel y Alhambra) la proporciona el departamento de Planificación de la Demanda, que baraja datos históricos de consumo, datos de actuación en el mercado y datos de su contexto para proponer un programa de producción trimestral, mensual y que incluso puede albergar ajustes semanales. “La parte de planificación de la demanda para una fábrica multireferencia como nosotros es clave”, recuerda Heredia, que matiza: “Este programa productivo lo adaptamos a la realidad industrial para que sea lo más conveniente para la fábrica sin que afecte al mercado”.

MANUEL HEREDIA,
Director del Centro de Producción de Mahou San Miguel en Málaga

“A día de hoy, simultaneamos la venta con sustitución, cambio o modificación de instalaciones muy importantes de la fábrica”

«Las líneas de envasado se construyen con pequeñas zonas de almacenaje intermedias para que cuando ocurre algo no se detenga la producción si no que aminore el ritmo»

La realidad es que el mercado está creciendo: “El año pasado hicimos el récord histórico de la compañía en volumen producido. En general en la compañía, estamos en una fase de expansión importante”. De ahí las actuaciones que se están desarrollando en la parcela total de 60.000 m2 que posee la marca en la capital de la Costa del Sol. En el exterior de la planta de envasado conviven camiones en el muelle de carga con obreros ampliando y modificando las instalaciones. Todos con centenares de pallets, barriles y cajas con botellines como testigos esperando su nuevo destino.

Cervezas San Miguel

«Somos de innovación inquieta, lanzamos nuevos productos por necesidad de mercado y por buscar nuevos paladares y momentos de consumo»

El nuestro es terminar la visita en la planta de fabricación, donde se erigen sucesivos depósitos de 90 metros de altura y 10 de diámetro con capacidad de hasta un millón de litros. Dos gigantescas tolvas exponen la fabricación en directo a través de una ventana. “En una semana llegamos a producir 5 millones de litros, que son 15 millones de botellas”, enumera el director de la fábrica de San Miguel en Málaga mientras muestra los dos ingredientes principales: la malta y el lúpulo. Uno ofrece lo dulce y el otro lo amargo. Y en combinación dejan un cierto aroma a panadería. “Me encanta cómo huele aquí”, sentencia Heredia.

Camino de los 60 años en Málaga

La fábrica de cervezas San Miguel en Málaga cumplirá 60 años el próximo 2026. Desde entonces, no ha parado de crecer en instalaciones y producción. De hecho, prácticamente no puede almacenar stock por la sobredimensión de su fabricación. “Usamos almacenes cercanos que tenemos en [el polígono] Trevénez, en Antequera o en Córdoba”, enumera Heredia. A la logística de envasado y fabricación se le une un espacio de servicios industriales de la fábrica que incluye un punto de descarga de materia prima, un transformador de energía y una estación depuradora.

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