Hace unas semanas tuve el placer de compartir jornada con mis queridos compañeros de CEAJE (Confederación Española de Jóvenes Empresarios), en la que los jóvenes empresarios hablamos sobre economía verde y transición energética en el Campus Repsol, con la participación de su presidente, el presidente de CEOE y nuestro presidente de CEAJE, Fermín Albaladejo.
En dicho encuentro, tan alineado con los objetivos de Málaga Digital y nuestra candidatura a ser organizadores de la Expo 2027, se habló sobre tratar de abordar este proceso de transformación que estamos viviendo sin perder la competitividad de las empresas, liderando el cambio con modelos disruptivos e innovadores hacia una economía sostenible y caminando hacia los objetivos 2030.
Cuando hablamos de estos objetivos, siempre se nos vienen a la cabeza los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), pero también hay otros que hemos de tener presentes, como los objetivos de la Década Digital de Europa 2030, en la que se plantea la transformación digital como una gran habilitadora para la resiliencia de Europa en años venideros con unos objetivos muy claros: la formación de la ciudadanía y profesionales en competencias digitales, la creación de infraestructuras sostenibles, eficaces y seguras, la propia transformación digital de las empresas y la digitalización de los servicios públicos.
En Málaga tenemos suerte. Recientemente he escuchado en una mesa redonda a una ponente que de manera brillante decía que “Málaga es el perfume de España”, y me ha encantado la expresión tan bien traída a este contexto, en el que el crecimiento económico de la provincia, la Málaga cultural y museística, la Málaga tecnológica, digital y ‘smart city’, y el resto de factores del entorno, hacen que Málaga esté brillando en muchos aspectos y sea la candidata ideal para acoger la Expo 2027.
Y en aquella jornada de la que hablaba al comienzo, un gran amigo y compañero de organización en un momento distendido, acuñó el término ACDC (Acompañamiento Circunstancial de las Cosas) para explicar que cuando un empresario tiene éxito, no es buena suerte sino ese acompañamiento circunstancial de las cosas, que cuando observamos en el entorno una oportunidad, sabemos aprovecharla con esfuerzo, mucho trabajo, y saber hacer.
Pues bien, ahora me retracto de eso que he escrito de que en Málaga tenemos mucha suerte. No. En Málaga tenemos ACDC.
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