Manuel Méndez es asesor fiscal y nuevo decano del Colegio de Economistas de Málaga en sustitución de Juan Carlos Robles, en el cargo durante los últimos 14 años. En la institución desde casi una década, inicia una legislatura de cuatro años acompañado de otros nombres conocidos como Antonio Pedraza o Javier Font. “No hay nada que desmontar y sí cosas que se pueden mejorar”, afirma en esta entrevista con Vida Económica.
¿No le asustó para presentarse lo que oímos en la tele?
Económicamente sí son momentos difíciles, pero en esto no tiene nada que ver la situación económica. Sí que ahora todo el mundo habla de economía porque tomamos decisiones económicas continuamente y precisamente por ahí es una de las cosas que tenemos en mente: hacer que la figura del economista sea más conocida y más reconocida por todos los malagueños. Evidentemente también nos tendremos que pronunciar sobre temas micro y macroeconómicos, ya tenemos nuestro barómetro, por ejemplo.
¿Y qué me dice de la subida de los tipos de interés?
Normalmente la política de los estados y de los bancos centrales va a ser subir los tipos para corregir la inflación. Es la receta habitual que trata de que el consumidor no tenga tan fácil el acceso al dinero para disminuir la demanda y, por ende, los precios. Es verdad que parece que la inflación se está controlando, no está subiendo tanto y por tanto los bancos centrales llegarán a un momento en que dejarán de subir los tipos.
Otro de los problemas de los que muchos sectores se quejan es de la inseguridad jurídica.
Eso sí es un problema. El primero viene desde que hace por lo menos 15 años las normas que salen de los parlamentos estatales, autonómicos e incluso locales son difusas, no están bien redactadas ¡e incluso hablo de temas gramaticales! Son normas en las que casi se puede interpretar y si uno deja la norma con una interpretación muy amplia es evidente que la administración la hará restrictiva y el contribuyente la interpretará a su favor. El otro problema es el cambio constante. No podemos tener leyes que duren meses. Si yo empresario o inversor voy a arriesgar mi dinero y tiempo y a veces hasta mi patrimonio quiero saber cuáles son las reglas del juego y las quiero saber muy claras y con la proyección en el largo plazo.
¿Siente que no les escuchan?
En la parte que nos afecta, sí. Al anteproyecto de la norma se le coge cariño, pero luego el problema está en la sistemática. Los expertos hacen la norma, la redactan y miran si puede haber conflicto, pero luego pasan por el tamiz del parlamento donde priman más criterios políticos e ideológicos y ahí es donde la redacción se va porque cada uno quiere colocar su coma. Ahí es donde siento que no nos escuchan como colectivo.
«No podemos tener leyes que duren meses»
¿Qué opinión tiene de la llamada ‘revolución fiscal’ en Andalucía?
Tenemos que tener claro para qué sirven los impuestos. Si una institución consigue tener menos gasto pues evidentemente necesita menos impuestos. La cuestión es ser eficientes. Entonces a lo mejor en vez de pedir que se equiparen los impuestos cuando hay discriminaciones fiscales, lo ideal sería que se gastase menos. Hay una concepción ideológica también aquí de quienes quieren un estado muy grande y centralizado y los que no. Lo que digo es que cuanto más grande se hace un sistema más difícil es que la información llegue a quien tenga que llegar y por tanto se gastará más ineficientemente. Pongo de ejemplo a la familia y la pequeña empresa, que se adapta y ajusta en cuanto circula la información.
Con todos los malos augurios, ¿cuál será la tendencia en Málaga?
Nos estamos librando. Con el turismo unido a la construcción, promoción y ahora la parte tecnológica creo que podemos salir mejor que otras provincias de Andalucía. La situación es complicadísima a nivel internacional y nos va a afectar a todos, pero en Málaga la vamos a tener más suavizada. A todo le añadimos la deuda pública de España, que se ha desbordado y está rondando el que no sea asumible. Si además los tipos de interés suben y si la confianza en el país se tambalea un poco con primas de riesgo, los intereses que pagaríamos serían tremendos. Y aquí siempre hablo de una paradoja: ¿por qué queremos proteger el medioambiente? Pretendemos dejar un sitio cuidado para las próximas generaciones y gastamos en políticas medioambientales, pero si ese dinero lo tenemos que pedir prestado… Pretendemos darle un planeta limpio, pero por otro lado estamos dejando una deuda inasumible para por lo menos dos o tres generaciones.
«La deuda pública de España está rondando el que no sea asumible»
¿Qué espera de estos cuatro años de legislatura?
Pretendo dejar huella en el Colegio. No voy a decir que sea un antes y un después, pero sobre todo impulsar temas que vengan a largo plazo porque en realidad cuatro años son pocos. Dejar cosas iniciadas para que repercutan en el largo plazo y una de ellas es picar la curiosidad de la gente joven por el colegio, que es fundamental.
¿Cómo pretende acercar la profesión?
Tenemos en mente iniciativas como explicar términos financieros para personas vulnerables o que no tengan una especial formación y que van a tener que pasar tarde o temprano por la situación de tener que pedir un préstamo o simplemente proteger sus ahorros. Se trata de ofrecer una mínima formación para que detecten cuándo no le interesa o cuándo tengo que buscar a un profesional. Muchas veces el problema está en detectar que tengo un problema y necesito un experto.
¿Con qué otras propuestas llega?
Hay una bolsa de trabajo desde hace unos cuantos años, funciona, pero hay que darle una vuelta. Tenemos que darle un golpe de tuerca para que haya empresas y despachos que quieran participar en ella. Otro tema relacionado con eso es la formación a los que terminan la carrera porque cuando uno termina no sabe lo que hacer. Vamos a crear un servicio de orientación, con una comisión donde habrá gente joven. ¿Qué ocurre? La legislatura anterior se preocupó de digitalizar el colegio antes de la pandemia y ya tras el Covid el colegiado no necesita venir. Entonces, si tenemos el edificio desaprovechado, vamos a ver si podemos lanzarlo a hacer actividades culturales para acercar también por ese lado a la sociedad malagueña.
Antonio Pedraza, Javier Font… Nombres conocidos que seguirán con usted.
Son compañeros que hemos estado en la junta durante ocho o diez años y vemos que lo que se ha hecho nos parece bien. No hay nada que desmontar y cosas que se pueden mejorar. Cuando decidí presentarme puse un núcleo conocido y con los que he trabajado bien y entiendo que tienen una alta cualificación. El resto son nuevos y dentro de ellos también me interesaba gente joven: hay tres o cuatro por debajo de los cuarenta años.
¿Qué diferencia a estas dos generaciones?
La experiencia es un grado, el que tiene unos años tiene la madurez que te ofrece la vida. Ya no solamente profesional, basta con la vida misma. ¿Desventaja? Tenemos un margen de visión más estrecho y muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque, sobre todo los que llevamos una década en la Junta. En cambio, el joven tiene la desventaja de la madurez, pero traen ideas que francamente aportan frescura y nuevas iniciativas.
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