El laboratorio de servicios digitales de Vodafone en Málaga, un “éxito absoluto”

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María del Mar Domínguez
María del Mar Domínguez Hace dos años se inauguró en Málaga el centro europeo de innovación de Vodafone, un laboratorio de soluciones tecnológicas y servicios digitales innovadores, como el internet de las cosas, que ha sido un “éxito absoluto”, según su director, Jesús Amores.El ‘Vodafone Innovation Hub’ cuenta en la actualidad con 500 empleados altamente cualificados de 34 nacionalidades, con una edad media de 36 años y un promedio de 12 de experiencia, por lo que se ha confirmado como un centro de atracción de talento.En una entrevista con EFE, Amores ha señalado que había “un gran reto” que era empezar un proyecto “desde cero” y saber si eran capaces de captar profesionales. Ahora el desafío es complementar los equipos con gente joven y la “generación de valor”.El centro, que cuenta actualmente con dos espacios físicos en la capital malagueña, abarca una inversión de 225 millones en cinco años para la creación de más de 600 empleos directos, y forma parte del plan de Vodafone de incorporar a 7.000 ingenieros de software en Europa en 2025.La meta de 600 empleados “ya ha dejado de ser la cifra mágica”. “¿Por qué no 700?”, se pregunta Amores, que aclara que se irá viendo en función de cómo progresen en términos de negocio.¿Cómo se trabaja? En el ‘hub’ trabajan con metodologías ágiles de desarrollo de software, de manera que generan nuevas versiones de sus productos de una forma continua. Se enfocan en la creación de soluciones y plataformas para clientes empresariales, desde pymes a grandes corporaciones o instituciones públicas “de todo el mundo”.”Por simplificarlo mucho, digamos que la ingeniería de Vodafone se esta concentrando aquí en Málaga”, ha manifestado.El objetivo de los empleados del centro no es vender, sino innovar y que el producto se adapte a las necesidades del cliente, mejorándolo en función de su respuesta. Una de las aspiraciones es reducir el ‘time to market’, el tiempo que transcurre desde que se concibe un producto hasta que se lanza al mercado.La mayor parte de las soluciones que se crean en Málaga se apoyan en la propia red de comunicaciones de Vodafone. Redes privadas para automatizar procesos Así, se construyen soluciones de MPN (Mobile Private Network), una red de telecomunicaciones móvil de uso exclusivo para una empresa, dentro de la red general de un operador.Esta tecnología permite crear “una especie de burbuja de comunicación” en un puerto o en una refinería de petróleo, por ejemplo, que asegure la cobertura independiente, y reduciendo al mínimo la latencia (el tiempo que requiere un dispositivo para conectarse a la red y recibir respuesta).A partir de ahí se puede empezar a plantear la utilización de capacidades de consumo de datos muy elevados, de tal forma que se puedan robotizar o automatizar procesos de negocio dentro de una planta, o tomar decisiones autónomas, como el envío de un mensaje si un empleado entra en una zona restringida, ha explicado.Los nuevos servicios que traerá la tecnología También se utilizan tecnologías ligadas al ‘Edge Computing’ para poder ofrecer nuevos servicios a la ciudadanía, como los relativos a la seguridad vial.Se trabaja además en el Open RAN (el estándar de redes abiertas e interoperables) y en el internet de las cosas (IoT), que posibilita hacer lecturas telemáticas de dispositivos, con aplicaciones tanto en la protección de víctimas de violencia de género como para detectar y optimizar consumos de agua en la agricultura o generar avisos de emergencia en caso de un accidente de tráfico. “Cualquier dispositivo que podamos conectar a través de una SIM es susceptible de poder enviar información a través de nuestra red, y por tanto, nosotros somos capaces de gestionarlo”, ha indicado.Las transacciones entre máquinas En el ‘hub’ hay dos iniciativas “diferenciales”: Step, sobre la creación de una plataforma para mejorar la seguridad vial, y Digital Asset Broker, vinculada a la economía de las cosas.La primera permitiría enviar información de seguridad dinámica a conductores, pasajeros o viandantes. Desde el centro se trabaja en conectarla al mundo de los drones, “un nuevo medio de transporte o de servicios”, con el apoyo de empresas emergentes y de investigadores. Solo Vodafone tiene conectados más de 1.600 millones de dispositivos en el mundo, pero es un mercado que está creciendo “de forma exponencial”. “Puedes tener ya un elemento conectado, que es el rúter, pero vas a tener la nevera, la lavadora, los teléfonos, las luces…”, avisa.El “siguiente paso” es el concepto de “economía de las cosas”, la posibilidad de empezar a realizar transacciones económicas entre máquinas mediante una plataforma basada en tecnología ‘blockchain’ para garantizar la seguridad. Con un ejemplo mundano: ir a un gasolinera a repostar sin bajarse del coche porque el surtidor lo reconoce, y el vehículo tiene una tarjeta de crédito asociada.El objetivo de Vodafone es crear plataformas para que terceras partes puedan utilizarlas y crear nuevos servicios, ha señalado.Alianzas con empresas e instituciones La Universidad de Málaga es un socio “estratégico” del Vodafone Innovation Hub, con su campus compartido en la zona de Martiricos y el programa de becas.En colaboración con la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Antequera, se presentó hace unos meses en esta localidad malagueña un piloto de una solución para la detección temprana de incendios forestales. Junto al Puerto de Málaga y el operador Servimad, Vodafone testa una solución para asegurar que los camiones de mercancías que llegan al recinto pasan todos los controles de inspección requeridos.Recientemente, el centro se ha aliado con la Fundación Unicaja para la creación de un centro cultural virtual, aplicar la tecnología a la pediatría hospitalaria y formar a mujeres desempleadas en situación de vulnerabilidad. Para el futuro, Amores apuesta por incrementar la colaboración con las empresas tecnológicas existentes en Málaga a través de la Fundación Innova IRV.Málaga fue la seleccionada en 2021 para acoger el ‘hub’ en un concurso al que concurrieron siete ciudades de cinco países, una decisión en la que se tuvo en cuenta el ecosistema creado en torno al parque tecnológico y la Universidad de Málaga, el apoyo de las administraciones y los valores de la ciudad, “muy agradable para vivir” y atraer talento.

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