La agricultura, como tantos otros sectores, no está al margen de la digitalización. La tecnología permite conseguir cultivos más eficientes, productivos y sostenibles. No es sólo una respuesta a las tendencias de la sociedad – la población se preocupa, cada vez más, porque los productos que consume sean sostenibles y se lanzan campañas efectivas como ‘De la granja a la mesa’ –, sino también la respuesta del sector para adaptarse a la legislación europea y española vigente, como el Reglamento de la UE 2019/1009, que amplía el listado de materiales susceptibles de formar parte de los fertilizantes (los bioestimulantes y microorganismos, por ejemplo); o el Real Decreto 1051/2022, que establece la obligatoriedad de realizar planes de abonado en las explotaciones.
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